Informe Especial: La pasión del Maruchito

Patagonia, tierra de teros y cóndores, pero más teros que cóndores. La sangre corre como el viento y algunas veces vibra en el pecho alentada por el relato de mitos y leyendas que quedarán para siempre.

Cuentan que era octubre de 1919, aunque algunos dicen que fue en 1916, cuando allí por la zona de Aguada Guzmán, un niño llamado Pedro Farías oficiaba de ‘marucho’, que era el oficio de los niños en ese entonces: acompañar al carrero por largas distancias, haciendo noche en algún lugar, procurando el fuego y el agua, o asistiendo al carrero en los viajes.

Es común que las fechas y los hechos sean difusos cuando de un mito popular se trata, pero lo importante es la esencia, el relato de lo ocurrido que atraviesa el tiempo y en ocasiones se redimensiona con los años. Acaso la leyenda del Maruchito represente también a infancias de hoy, de este presente donde todavía hay niñxs en riesgo, o futuros inciertos, a raíz de un sistema que oprime o de políticas que no son capaces de incluir a todxs.

La historia de Pedro Farías se cuenta primero de boca en boca, después la cuenta don Elías Chucair en un libro, así como tantas otras historias que ha contado. Hay también una una obra de teatro escrita por Juan Raúl Rithner y una producción transmedia realizada desde el IUPA en 2019.

«La Pasión del Maruchito» es el nombre del festival que se realiza cada octubre allí en el santuario que la gente levantó en el lugar, donde confluyen artistas que llegan de distintos lugares de la provincia y también de otros lados. Los pobladores se acercan también cada año, en una procesión que ya es histórica. Llegan con sus ofrendas, con sus oraciones, con sus pedidos y su agradecimiento al patrono de los caminos.

La ermita está ubicada sobre la ruta provincial Nº 74, cerca de Aguada Guzmán, una población de unos 200 habitantes, en el departamento El Cuy. Este sábado se congregaron cientos de personas, pero cuenta la gente del lugar que durante todo el año hay quien pasa y aprovecha para pedirle algo al Maruchito, o para a dejarle algo a modo de agradecimiento. Hay flores y placas, hay juguetes, fotos y notas, hay agua y hay sobre todo guitarras, guitarras chiquitas y grandes, de madera, de metal, guitarras que se fueron convirtiendo en el símbolo de la celebración.

En esta cuarta edición del festival que organiza el IUPA a través de su escuela de arte popular, además de la muestra de estudiantes de distintos lugares de la provincia, estuvieron presentes músicos invitados, como Cacho Lobello de Fiske, el payador pampeano Saul Huenchul y el reconocido violinista internacional Nestor «El Duende» Garnica, quien llegó desde Santiago del Estero para compartir su música con los pobladores que llegaron desde Los Menucos, Lonco Vaca, El Cuy, Jacovacci, La Esperanza, o Fiske Menuco, gente que deposita su fe y cuyo testimonio ayuda a mantener viva la memoria del santito protector de los caminos.

Escuchá el audio completo aquí.

 

*Por Marcelo Pellejero