Cuando el camino se aprende a base de golpes, literalmente

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A Luis es habitual verlo en inmediaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Roca. Si no tuviera en su mano el bastón blanco que lo identifica como persona ciega, no nos daríamos cuenta que no ve pues se mueve con una soltura asombrosa. Es ciego desde que nació y aprendió a manejarse en forma independiente desde muy chico. Le propuse caminar 3 cuadras con él para apreciar cómo se desenvuelve en un entorno que no esta preparado para una persona sin visión. Les confieso que termine angustiado y le propuse culminar el recorrido antes de los previsto.

@mirandamarcelof

Luis Venegas tiene 34 años, trabaja en el grupo INCA de la FADECS, que tiene como objetivo achicar las brechas de personas que transitan por la casa de estudios como algún tipo de discapacidad. También realiza  una columna semanal en radio Antena Libre y forma parte del grupo de música de una iglesia evangélica.

Su andar es seguro a pesar de las múltiples barreras arquitectónicas que existen en la mayoría del entorno donde se mueve: la Facultad, las veredas, las calles y los edificios.

Durante unos minutos le propuse caminar en las adyacencias de la sede Roca de la Universidad Nacional del Comahue. Cruzamos calles, tropezamos con postes que están en medio de la vereda y hasta temí que se cayera al canal principal de riego cuando pasamos sobre el puente en calle Mendoza.

Luis tiene un mapa mental del recorrido que realiza habitualmente porque cada uno de los obstáculos le significó un golpe en sus brazos, piernas, cabeza o torso.

Su técnica para caminar es seguir la «línea de edificio», pero esta línea se desdibuja habitualmente con todo tipo de objetos que van desde plantas que lo pichan, cables de acero, postes de cemento y madera, escalones de 40 centímetros, ramas a baja alturas y pozos por doquier.

El recorrido que realizamos fue desde la calle Palacios hasta el canal principal de riego, caminando  la vereda oeste por 300 metros. Este cronista no pudo contenerse y varias veces gritó «poste»  «pozo» «ramas» hasta que decidimos que la tarea estaba realizada: mostrar lo que una persona ciega debe afrontar diariamente para caminar por las veredas de una ciudad que no esta preparada para que las transiten en forma segura las personas ciegas y por que no decirlo, los que vemos y más de una vez nos caímos, tropezamos o golpeamos con estructuras que están en el lugar donde transitamos a diario.