
En un nuevo aniversario de Jóvenes por la Memoria del Alto Valle, se celebra «una década menos dos» de compromiso con la pedagogía de la memoria y las luchas colectivas. Desde sus inicios, esta agrupación ha sostenido con energía y creatividad la bandera de los derechos humanos, renovando sentidos en cada acción, denuncia o propuesta educativa.
El panorama actual en materia de Derechos Humanos es alarmante. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó su informe 2024, señalando un claro retroceso en Argentina: deterioro del derecho a la protesta, restricciones a la libertad de expresión, ajuste económico que impacta en jubilades e infancias, y el desmantelamiento de políticas de memoria, verdad y justicia. A esto se suma el debilitamiento de los juicios por crímenes de lesa humanidad y la precarización de los equipos legales que los sostienen.
Frente a este contexto, el testimonio de Pablo Otola —hijo de Oscar Otola y Sirina Acuña, desaparecides en 1977— recuerda que la búsqueda de justicia sigue siendo un acto de amor y memoria. “Nunca desde el odio, nunca desde el rencor”, dice Pablo, reafirmando el grito colectivo de Nunca Más.
Desde Fiske Menuco, el programa «Huellas del Futuro» invita a escribir y participar del concurso «Lugares que cuentan», para fortalecer las redes de identidad y memoria. Porque en tiempos de retrocesos, contar la historia es también una forma de resistencia.
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