«Para nosotres el Nunca Más no empezó ni terminó en el período de la dictadura»

Ésta es una de las reflexiones del periodista, investigador, escritor y activista del colectivo LGTBIQ+ Matías Máximo. En diálogo con Antena Libre, contó cómo es el trabajo de recuperación de la memoria trans, y la construcción de nuevos relatos que aporten luz a las historias que quedaron invisibilizadas en la historia oficial, sobre el último golpe de estado.

Matías nació en Mar del Plata en 1987. Trabajó en diversos medios de Argentina y América Latina, entre otros, el Suplemento SOY, de Página/12, Infojus Noticias, Anfibia, Cosecha Roja, LatFem y Revista Ñ. Es Especialista en Periodismo Cultural, por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y Magíster en Periodismo Narrativo, por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Publicó los libros Almas de sótano (2011), Que el mundo tiemble (2016) y Si te viera tu madre (2021, en coautoría con María Marta Avers).

Su último libro, “EL NUNCA MÁS DE LAS LOCAS. Resistencia y deseo en la última dictadura” de Editorial Marea, recopila una investigación sobre las historias en primera persona de algunas personas del colectivo de lesbianas, gays, travestis, trans, y otras disidencias que sufrieron en la propia piel los palos de los militares entre el `76 y el `83, y que resistieron, a pesar de todo.

La persecusión de los amorales

Usar pantalones ajustados, vestir «prendas que no se corresponden con su sexo», caminar contoneando las caderas o cualquier gesto que hiciera creer a las fuerzas represivas del Estado que «incitaban al acto carnal», era motivo de detención. En esta esfera de violencia y persecución, Matías se pregunta… e indaga en la historia:

¿Cómo iba a acercarse a denunciar una travesti la desaparición de su compañera, si por su identidad también la podían dejar detenida? ¿Cómo podía un militante marica reclamar por un secuestro si las propias organizaciones revolucionarias lo discriminaban?

También reflexiona sobre las omisiones oficializadas de los informes de la CONADEP que jamás nombró en sus expedientes el secuestro, la tortura y la desaparición de putos, maricas, travestis, tortilleras o invertidos. No nombrarles, no reconocer que fueron víctimas de vejaciones es negar que fueron parte de un plan sistemático de odio, discriminación y sobre todas las cosas, víctimas invisibilizadas de crímenes de lesa humanidad.

En este punto, Matías comparte que la resistencia no terminó con el advenimiento de la democracia, sino que aún es una tarea en pleno proceso. Lograr la reparación histórica para todas las disidencias e idendidades sexuales reprimidas por la dictadura, es algo por lo que se continúa luchando… aún hoy, a 40 años de la recuperación del estado de derecho.

Te invitamos a escuchar la nota completa con Matías Máximo, picando en el play

 

¿Te interesa el libro que recoge esta investigación? Acá van algunos detalles…

En un devenir cotidiano de represión y horror, las locas de este libro apelan al deseo y la liberación sexual como método de resistencia. La Chicho es el centro de las fiestas y carnavales en el Delta del Tigre, la tierra prometida. Valeria del Mar Ramírez sufre persecuciones y secuestros en el Pozo de Banfield y luego declara en el primer juicio de lesa humanidad por las repetidas violaciones por parte de sus secuestradores. La Trachyn denuncia los maltratos y las violaciones en grupo de soldados, por el solo hecho de ser trans, incluso en democracia. Fernando Noy se exilia en Brasil para no ser encarcelado en el pabellón de amorales de Devoto. Las primeras organizaciones gays, como el Frente de Liberación Homosexual (FLH), que tenía entre sus miembros principales a Néstor Perlongher, luchan para que la revolución incluya a lo sexual.

Ph: Gentileza