La recompensa del título universitario para una vida de esfuerzos

Reproducir

“Mi papa Sergio tenía una bicicleta y un carrito con el que salía buscar cartones, desde barrio Nuevo al centro de Roca. Yo solía ir sentada en los cartones. Una vez un kiosquero me regaló un paquete de galletitas “Sonrisas” y ese gesto solidario me quedó grabado para siempre”.

Los recuerdos son de Andrea Colicheo, quien además destaca a su mamá, Sara Cayupán, que todos los días, con frio, con lluvia, la llevaba a la escuela en las 827 viviendas.

De adolescente inició el secundario que logró terminarlo en la nocturna de San Carlos de Bariloche, donde se trasladó. Luego vinieron dos hijos y parecía que el tiempo de estudio ya había pasado.

Ellos tenían un año y medio y seis meses de edad. Era el 2009 cuando se inauguró la Universidad de Rio Negro en Bariloche.

“Siempre me gustó el tema de la hotelería que tenía una duración de cuatro años, pero yo la hice en 14 años porque fui maternando y estudiando a la vez”, dice riendo. “El mayor logro fue cuando saque ocho materias en un año, el resto, sacaba de dos o tres nomás”, cuenta a radio Antena Libre.

Finalmente quedó Inglés como la última materia, la que rindió con éxito el pasado 29 de julio.

“Antes de rendir estaba muy nerviosa y todos los recuerdos de mi infancia, del sacrificio de mis padres, los valores que me enseñó mi abuelo, venían a mi memoria. Gracias a ese esfuerzo y a la Universidad Pública logré cambiar mi realidad y la de mis hijos. Fue muy fuerte para mí…hasta hoy lloro lágrimas de felicidad”, afirma la mamá que no puede dejar de dibujar una “sonrisa” en su rostro.

EScuchá su historia desde acá