En su columna de esta semana la experta en economía política Patria Laria pone en eje como fueron los orígenes de la empresa Pampa Energía para posicionarse como un monopolio dentro del rubro de la energético.
En su análisis señaló el fenómeno de la financiación, activos y papeles financieros que comenzaron a concentrarse en la década de los 70 y como la economía real (producción de bienes y servicios) comienza a ser objeto y a moverse en función de esta movida financiera.
Laria argumentó que esta empresa aprovechó el crecimiento posterior a la convertibilidad (2004) para meterse en las redes de financiación global y de esta manera armar negocios y posicionarse en sectores importantes del área energética. Luego Pampa Energía comenzó a posicionarse como un monopolio comprando acciones de otras empresas.
Enfatizó que el conflicto de los fondos buitres fue apoyado por esta corporación, porque les permitió a ellos volver a renegociar sus deudas a tazas menores: “Es decir el pago a los buitres lo afrontó la economía argentina pero beneficio a estos grupos que lograron entrar nuevamente al mercado de capitales, para volver a palanquear cantidades de dólares que en la mayoría de los casos fueron fugados”.
Laria frente a esto se hace los siguientes interrogantes: ¿Qué posibilidades de negociación puede haber con este tipo de grupos empresariales por parte del estado? ¿Hasta dónde tienen sentido que un gobierno plantee un esquema donde estas empresas puedan aportar algo para mejorar la situación económica?.
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