En esta columna de Patricia Laria se encarga de desarmar «mitos de la economía» a partir de una frase que dijo el diputado nacional y presidente del Partido Justicialista de Buenos Aires, Maximo Kirchner: «tenemos que construir el futuro, pero para eso tenemos que resolver el presente». La economista se contrapone a esta mirada mediante el concepto de prospectiva: «no podemos tener presente si no tenemos construido un futuro. No podemos hablar del presente sin considerar el pasado y sin considerar el futuro» señaló.
Desde su visión, sectores del Gobierno Nacional presentan un discurso adaptativo a las limitaciones que impuso la pandemia y la deuda externa, con el fin de «resolver lo urgente». Esto conlleva la imposibildad de pensar el futuro de forma creativa.
Asi mismo, esta concepción cortoplacista se expresa también en el «Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial» que presentó el Gobierno Nacional. Es un ejemplo paradigmatico se origina en la necesidad imperiosa de obtener divisas, casi a cualquier costo.
La ley de fomento fue presentada el jueves pasado en el museo del Bicentenario de la Casa Rosada por el presidente Alberto Fernández, acompañado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. El primer acto en conjunto luego de las PASO del 12 de septiembre.
También estuvieron presentes el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y representantes del Consejo Agroindustrial Argentino, impulsora de esta medida. Para Laria este proyecto fue creado a medida de las necesidades del agronegocio y de divisas, para pagar la deuda al FMI:
Esta entidad empresarial fue creada durante la pandemia, en 2020 y representa numerosas cámaras empresariales vinculadas al sector agroexportador. En la actualidad está ocupando un importante grupo de poder que tiene como objetivo negociar con el sector público, para fijar leyes que impulsen al sector agrobioindustrial como el motor de crecimiento de la economía pospandemia.
La ley que se presentará este año en el Congreso se propone producir 200 millones de toneladas de cereales y oleaginosas para 2030para la exportación. «El objetivo del tiene por objetivo incrementar las exportaciones en 7.000 millones de dólares y generar más de 150 mil puestos de trabajos en todo el país»(fuente: Página 12). De aprobarse comenzaría a aplicarse este año hasta el 2030. Hay acuerdo tanto del Gobierno Nacional, como de la mayoría opositora en el Congreso.
«Cuando uno mira el título y la realidad de lo que este proyecto de ley implica es precisamente todo lo contrario de lo que dice su título. Este proyecto de ley no es un proyecto de desarrolo, ni es agroindustrial, ni es federal, ni es inclusivo, ni sustentable. Quiza lo único que si sea es agroexportador»
El portavoz del Consejo Agroindustrial es José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En una entrevista realizada para Tiempo Argentino aseguró que:
“Tuvimos una excelente recepción del canciller Felipe Solá, que después se extendió a otros funcionarios del gobierno y a gobernadores. Planteamos que la agroindustria podía sacar a la Argentina de la crisis pospandemia y se abrió un diálogo. Después de una serie de conversaciones nos sugirieron que pensáramos una identidad y ahí surgió el nombre de Consejo Agroindustrial Argentino” (entrevista realizada por Tiempo Argentino)
Desde Agencia Tierra Viva, realizaron un infome sobre los alcances de la medida y una radiografía política de este sector que crece en poder de lobby frente al Ejecutivo, con el cual parecen no haber muchas diferencias: «El plan, que presentaron Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, llega de la mano de Gustavo Idigoras, un ex ejecutivo de Monsanto/Bayer» (fuente: Agencia Tierra Viva).
Se trata de un proyecto que viene a potenciar el agronegocio mediante beneficios impositivos:
El proyecto tiene 26 páginas y señala que promoverá “24 cadenas” productivas, pero el eje será aumentar las exportaciones de los cultivos que más divisas generan, entre ellos: soja, maíz y trigo. Los cinco pilares que utiliza son producción, empleo, ventas, exportaciones e inversiones. En ningún momento se habla de ambiente, ni de agroecología ni (mucho menos) soberanía alimentaria. La traducción no publicitada es un plan con mayor uso de transgénicos y agrotóxicos, mayor alianza con el agro empresario y con las consecuencias por demás conocidas: desmontes, conflictos por la tierra, desalojos, concentración de la tierra en pocas manos, afectaciones a la salud y al ambiente, entre otras» (Agencia Tierra Viva).