Los datos surgen del último informe del Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina que afirma que el 51,7 por ciento de ese sector de la población es pobre. El informe abarca del 2.010 al 2.018 y los índices más desalentadores se dan en el conourbano bonaerense.
La pobreza infantil sigue una tendencia en ascenso desde el 2011, pero en 2018 alcanza la cifra más elevada de la década. «Un ejemplo claro es el incremento de la inseguridad alimentaria» afirma el informe «Infancia, progresos y retrocesos en claves de desigualdad» de la UCA .
El informe compila los principales resultados en su evolución en el tiempo 2010-2018, y las principales desigualdades sociodemográficas, socioeconómicas y regionales urbanas asociadas a cada dimensión de derechos que incluyen alimentación, salud, hábitat; subsistencia; crianza y socialización; información; educación; y protecciones especiales: trabajo infantil.
Derecho a la alimentación
El riesgo alimentario en la infancia se incrementó en el último período interanual, 2017-2018, en un 35%. La proporción de niños/as en hogares que no logran cubrir las necesidades alimentarias de todos sus miembros por problemas económicos, se estima que 2018 alcanzó al 29,3%, y de modo directo a través de la experiencia del hambre al 13%. Ambas cifras son las más elevadas de la década.
Derecho a la salud
En los últimos tres años, la cobertura de salud pública se incrementó en alrededor de un 10% a nivel de la infancia y adolescencia entre 0 y 17 años. Los niños/as en el 25% más pobre registran 6,4 veces más chances que pares en el 25% superior de los sectores medios y medios altos de tener como única opción para la atención de la salud el servicio público. Esta es la magnitud del desafío de atención que presenta actualmente el sector público de salud y que alcanza al 63% de la infancia del Conurbano Bonaerense (55% a nivel del promedio urbano). La atención preventiva del niño/a sano registra un déficit del 20,7% a nivel del promedio urbano nacional en 2018. Es decir, que dos de cada diez niños/as y adolescentes no asistieron a una consulta al médico durante el 2018. Entre los años de punta del período 2015-2018 se registra una merma del déficit de un 20%, y esta mejora se registra especialmente en el Conurbano Bonaerense.
La salud odontológica entre los 3 y los 17 años es una importante deuda con las infancias. Se estima que 44% de los chicos/as en 2018 no realizó una consulta al odontólogo. Este indicador registró una merma entre 2015 y 2018 de un 7%. Como es de esperar los niños/as en el 25% más pobre registran el doble de probabilidad de no poder atender su salud odontológica, y en las infancias del Conurbano Bonaerense este déficit trepa al 53,3%.
Derecho a un hábitat digno
Las infancias y adolescencias son unas de las poblaciones más vulnerables a las privaciones en el espacio del hábitat de vida, con las consecuencias que ello tiene en la salud del niño/a sano, y en su desarrollo humano y social. Según las estimaciones de la EDSA 2018, casi la mitad de la infancia en el país urbano vive en condiciones medio ambientales contaminantes. Esta situación mejoró levemente entre 2010 y 2018 (1,4%; y 3,7% entre 2015 y 2018).
La vivienda precaria en términos de la construcción de la misma, es un déficit que afecta en 2018 al 23,8% de los chicos/as, aunque se reconocen mejoras sostenidas que entre los años de punta del período 2010-2018 reportan mermas del 9,7%, y 2,7% entre 2015 y 2018.
La situación de hacinamiento, que expone a los niños/as a ver vulnerado su derecho a la privacidad, la calidad de su sueño, la imposibilidad de hacer las tareas escolares en un espacio adecuado, entre otras carencias, afecta en 2018 al 23,4%, registra profundas disparidades sociales y afecta casi el 30% de las infancias bonaerenses.
Por último, la problemática del saneamiento (no tener acceso al agua de red en el interior de la vivienda, no contar con inodoro con descarga, y/o no tener acceso a la red de cloacas), se estima que afecta al 41,9% de la infancia, en el tercer trimestre de 2018. No obstante, cabe señalar que este indicador mantiene una evolución positiva, que entre 2010 y 2018 reportó una merma de 20%, y entre 2015 y 2018 de 10,5% (tomando en ambos períodos los años de punta).
Esta sigue siendo una problemática que afecta a la mayoría de las infancias bonaerenses (58,3%, en 2018), aunque hubo mejoras significativas que entre 2010 y 2019 se estima en un 20%, y un 10% en los últimos tres años (tomando como referencia para el cálculo los años de punta de los períodos).
Podés leer el informe completo Infancia, progresos y retrocesos en claves de desigualdad
Derecho a la subsistencia
La pobreza monetaria en la infancia y adolescencia, alcanzó en 2018 al 51,7% y es la cifra más elevada de la década. Los pobres indigentes se estiman en 10,9% para este mismo año. Es decir, que en el último período interanual se incrementó la pobreza infantil en un 11,2%, según las estimaciones de la EDSA.
Las infancias del Conurbano Bonaerense, sin dudas las más pobres entre los pobres. En 2018, la pobreza monetaria alcanzó al 63,6% de los niños, las niñas y adolescentes bonaerenses, y 15,4% son pobres indigentes.
La pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), se estima que en 2018 afectaba al 27,2% de la infancia urbana en el país. Con tendencia a la merma, que entre 2010 y 2018 se estima en casi un 20%, y entre 2015 y 2018 un 6,3% (tomando los años de punta de los períodos señalados). Es decir, que aspectos estructurales del espacio del hábitat, de la capacidad de subsistencia y escolarización de niños/as entre 6 y 12 años han mejorado y/o al menos no han empeorado.
Derechos en los espacios de los procesos de crianza y socialización
En el espacio de los procesos de crianza y socialización, son muchos los indicadores que se analizan y en tal sentido se realiza una breve referencia a algunos de ellos. Sin dudas, el déficit de estimulación a través de la palabra en los niños/as es algo a notar. Casi 4 de cada 10 niños/as hasta 12 años no suelen ser receptores de historias orales o lectura de cuentos, y esto sucede en el 34% de los menores de 5 años y en el 47% de los niños/as pobres en términos monetarios. Las desigualdades sociales son significativas.
La proporción de niños/as que no tiene libros infantiles en sus hogares alcanza al 40% hasta los 12 años, y al 53% de los niños/as pobres en términos monetarios. Las desigualdades en el acceso a este recurso son aún más amplias que las observadas en el déficit del estímulo, antes mencionado.
El maltrato físico como forma de disciplinar a niños/as y adolescentes alcanza al 24,8% en 2018, y si bien sigue una evolución positiva en los últimos años tendió a estancarse y revertir su tendencia. También es una práctica que registra disparidades sociales en crecimiento.
Las oportunidades de socialización de niños/as y adolescentes entre los 5 y 17 años, en espacios extra-escolares, en el espacio del deporte y la cultura es un déficit muy generalizado en las infancias urbanas del país. En el caso del deporte alcanza al 60,5% y en el caso del arte a más del 85%. El déficit en el espacio del deporte tuvo mejoras entre 2010 y 2018, pero se estabilizó en los últimos años. Las disparidades sociales son regresivas para los niños/as más pobres y residentes en el Conurbano, pero es claro, por su incidencia, que es un problema que atraviesa a múltiples infancias y que tiene consecuencias en la salud física y en el desarrollo humano y social.
Derecho a la información
El presente informe, ofrece un análisis exhaustivo sobre el acceso a recursos de la información como el libro, la Internet, la computadora, el celular y al desarrollo de comportamientos como el lector de textos impresos y el uso de la herramienta de la Internet. No obstante, en estas conclusiones es de interés focalizar en un recurso que se constituye en un ODS relevante orientado a democratizar el acceso a internet. Según las estimaciones de la EDSA, en 2018, un 47,7% de los niños/as y adolescentes entre 5 y 17 años no tiene acceso a un servicio de internet en sus viviendas. Si bien, la evolución de este indicador muestra importantes logros, una merma entre 2010 y 2018 –tomando años de punta- de un 35%, también es real que dichos avances se han tendido a estancar en los últimos años. Las desigualdades sociales se han ampliado, y las infancias bonaerenses y del interior urbano mantienen una marcada desventaja respecto de las porteñas.
Derecho a la educación
En el espacio de la educación es de interés señalar, una vez más, que el ejercicio pleno del derecho requiere de ofertas con apego a la ley y con equidad. Sin poder dar cuenta de la calidad, este informe ofrece una aproximación a aspectos que la Ley de Educación Nacional establece para la educación primaria como metas y ofertas que deben formar parte del nivel como la ampliación de la jornada escolar, la formación en el espacio de la música, las artes plásticas, la educación física, los idiomas extranjeros y nuevas tecnologías.
Los déficits en estas ofertas son elevados y en algunos casos no se registran avances. La abrumadora mayoría de los niños/as escolarizados en la educación primaria asiste a escuelas de jornada simple y estamos lejos de alcanzar la meta del 30% especialmente orientada a los sectores sociales más vulnerables. Por el contrario, se trata de una oferta educativa acotada a las infancias de la Ciudad de Buenos Aires, y con mayor prevalencia en las escuelas de gestión privada.
Carecer de asignaturas como música, plástica y educación física es menos usual pero afecta a los estudiantes más pobres y en el espacio de las escuelas estatales (28,4% y 25,4%, respectivamente en 2018).
Se avanzó mucho en la incorporación de idioma extranjero en la educación primaria pero todavía 40% de los estudiantes no tiene este tipo de oferta educativa. Las disparidades sociales de acrecientan tanto en términos del estrato social de los alumnos como en relación al tipo de gestión educativa. Disparidades claramente regresivas para los niños/as más pobres y para la inmensa mayoría que asiste a las escuelas estatales.
La enseñanza de computación en la educación primaria no llega al 50,6% de los estudiantes. Si bien hubo progresos también retrocesos en los últimos años que afectan a los estudiantes más vulnerables y que asisten a las escuelas estatales.
Derecho a la protección social contra el trabajo infantil
El trabajo infantil, en este informe, se mide a través de las tareas domésticas intensivas y económicas que son realizadas en el mercado por niños/as y adolescentes entre los 5 y 17 años, en la Argentina urbana. Se estima que, en 2018, un 15,5% realizaba algún tipo de trabajo. Entre los años de punta del período 2010-2018 se registra una merma de alrededor de un 19%, sin embargo, dicho progreso parece revertirse a partir del último período interanual tanto por un incremento del trabajo doméstico como el llamado trabajo económico. Lo novedoso de este incremento reciente del trabajo infantil, es que el mismo creció en estrato sociales medios no profesionales y en el interior del país. Los más afectados siguen siendo los adolescentes, las mujeres cuando se trata de trabajo doméstico y los varones cuando son labores para el mercado.