Los santos de la ruta: la Difunta Correa

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Si el «Gauchito Gil» se caracteriza por las cintas rojas la «difunta Correa» tiene su ofrenda en la botellas de agua que le depositan sus fieles.  Su historia  tiene relación con las luchas instestinas de la Argentina durante su formación, en ese aspecto se parece al santo entreriano, dos jóvenes que se vieron envueltos en una lucha de dos facciones que querían controlar el territorio y tener el poder, en ambos casos resultaron muertos y sus historias inspiradoras para aquellos que buscan su intermediación ante Dios.


Esta  historia transcurre en la provincia de San Juan entre 1830 y 1840. Deolinda Correa  era una mujer de unos 20 años que fue en busca de su marido con su bebe casi recien nacido a cuestas. Baudilio Bustos fue  capturado por las huestes de Facundo Quiroga. Era común en esos tiempos alistar por la fuerza a los hombres para llevarlos a la guerra, en este caso para pelear contra los unitarios de Buenos Aires.

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La mujer cargando a su bebe camino por el desierto  hasta que se le acabo el agua y los alimentos. Aproximadamente a 64 kilómetros de San Juan capital, Deolinda cayo al piso y poco tiempo después murió en el paraje que se conoce como Vallecito. El bebe sobrevivió a su madre alimentándose de la leche de su pecho hasta que unos carreros pasaron por el lugar y lo rescataron.

La leyenda de la «Difunta Correa» fue difundida por todo el país por arrieros, camioneros, choferes de larga distancia, los ciclistas, los marinos, los «motoqueros» y hasta los aviadores por  lo que la santa popular es protectora de los viajes por agua, tierra y cielo.  La historia de la Difunta Correa fue contanda en el cine por Hugo Reynaldo Mattar según el guion de Lucy Campbell. Se estrenó el 18 de septiembre de 1975 y  tuvo como actores a Lucy Campbell, Ignacio Quirós, Luis Medina Castro y Jorge Rivera López.

 

En abril la «cabalgata de la fe» los devotos hacen fila en el Vallecito , para saludar a  dos figuras de tamaño natural, de la Difunta con su hijo. Deolinda esta con su pelo suelto, un vestido rojo y el bebe prendido a un pecho. Casi un millón de personas se acerca al lugar para pedir la protección de la «difunta correa».

Fotos y textos: Marcelo Miranda. Fuente bibliografica: Saidon, Gabriela, (2011)  Santos ruteros. Editorial Tusquets. Buenos Aires