Fabián Bergero analizó cómo la irrupción de la inteligencia artificial generativa está transformando las reglas de la visibilidad en internet. Durante años, el SEO (Search Engine Optimization) fue el manual de escritura para que los contenidos periodísticos aparecieran en la primera página de Google, con estrategias basadas en palabras clave, etiquetas y posicionamiento. Sin embargo, la llegada de chats como Perplexity o Microsoft Copilot cambió el escenario: ahora no se privilegia el “clickbait” ni las etiquetas, sino la calidad, estructura y precisión de la información.
Este giro da lugar al GEO (Generative Engine Optimization), que busca que los contenidos sean reconocidos por motores de IA generativa. El desafío es enorme: medios como Business Insider o The Washington Post reportaron caídas de hasta el 50% en su tráfico orgánico.
La adaptación exige un periodismo más riguroso, con fuentes claras y textos bien planteados. La IA puede ser una herramienta en tareas técnicas, pero no debe reemplazar la mirada crítica ni la ética profesional. El futuro del periodismo, concluye el docente, dependerá de combinar técnicas de optimización con un compromiso firme con la calidad y la responsabilidad informativa.
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