En Antena Libre recuperamos las voces de quienes conocieran al comprometido activista por los Derechos Humanos, escritor, abogado y poeta Vicente Zito Lema.
Entre esas voces, la semblanza de nuestro compañero Marcelo Pellejero:
VICENTE
A Vicente lo conocí por el 2002 o 2003, cuando empezó a venir para dar clases en la Escuela de Psicología Social de la Patagonia. Antes ya conocía su nombre y había leído algo de lo que escribía en la revista Crisis, o en algunas columnas esporádicas en la Cerdos & Peces, la revista contracultural que llevaba adelante Enrique Symns.
Me acuerdo que fui a una charla que Vicente daba y después nos quedamos charlando un rato largo, del tren que ya no pasaba, del club del trueque que había empezado a funcionar en la estación luego de la crisis de 2001, de sus amor por las estaciones de ferrocarril de los pueblos… esas cosas.
De aquel primer encuentro surgió un Seminario de Periodismo Cultural, que coordinaba cada vez que venía a la ciudad. Era los sábados a la mañana, porque era uno de los horarios que le quedaban disponibles entre tantas actividades que lo convocaban aquí y en Neuquén. Y fue una experiencia super enriquecedora haber podido tener esos encuentros de los sábados, porque creo que quienes participamos aprendimos mucho de cómo trabajar un tema periodístico y presentarlo. Aprendimos que los hechos nunca están aislados, que hay una trama que los relaciona y que esa trama, la mayoría de las veces, no se ve. No se ve porque hay alguien que no quiere que se vea, porque perjudica sus intereses, o su lugar de poder. Eso, entre un montón de cosas más que empecé a implementar en mi manera de mirar y contar el mundo.
De esos encuentros surgió una revista digital que se llamaba «La Barda, Cultura y Sociedad», que le pedimos que él dirija y en donde nos propusimos escribir y tematizar la realidad desde el lugar donde estamos, es decir: una mirada desde aquí, desde la Patagonia. Ese proyecto creo que fue una de las primeras webs de periodismo cultural de la región.
No me olvido de los debates en torno a tal o cual tema, o en relación al modo en que se presenta un tema. Y las correcciones, desde el punto de vista más técnico, o desde los formatos que abordábamos, o desde el lenguaje que utilizábamos.
Siempre con humildad y con ternura sus correcciones, pero también con inteligencia y fundamento. Y no me olvido, porque de todo eso se aprendió muchísimo.
Y por eso la tristeza que nos inunda por su partida, porque en algún punto Vicente fue uno de esos maestros que uno se encuentra medio de casualidad y te abre la puerta a un mundo que no conocías para que lo empieces a explorar. Y esas reflexiones filosóficas sobre la belleza y la verdad, la necesidad imperiosa de que haya verdad en el arte. La verdad en la belleza, para que las flores no duren sólo un instante en la noche. Parte de su ética y su postura de Vicente frente al mundo y a los hechos. Parte de su compromiso con las madres, con los derechos humanos, con la dignidad humana.
En alguna comida o mate de por medio, hubieron lindos momentos, recuerdo aquel risueño anecdotario que desplegó junto a su amigo Luis Genga, ahí en el Teatro de la Estación una vez que vino a presentar un libro. Y me acuerdo de esas conversaciones informales sobre sus experiencias como actor, o sobre las pasiones tristes de Spinoza; o sobre las cartas de Van Gogh y su hermano Theo; sobre su amor platónico por Evita, o sobre sus amigos Rodolfo Walsh, o Cortázar, o Nelly Omar.
Salud Vicente, buen viaje y gracias por todo.
Escuchá el audio completo aquí.
Por su parte, nos comunicamos con el Licenciado Javier Salinas, Director de la Escuela de Psicología Social de la Patagonia.
Por último, dialogamos con la escritora Natalia Bericat. Además de compartirnos recuerdo de Vicente, hace extensiva la invitación a la despedida-homenaje que se realizará mañana en la Sala Raúl Cortázar de la Biblioteca Nacional, de 14:30 a 21 hs.