Un hormigueo de feriantes se congregan los domingos en el espacio ubicado al final de la calle Maipú, después del canal principal de riego en Roca. Gran cantidad de productos se ofrecen en puestos improvisados con mantas en los pisos o sobre tablones.
Los puestos están ubicado en tres hileras de 100 metros que se van conformando pasado el mediodía del domingo, a la sombra de grandes eucaliptos.
«Estoy vendiendo las joyas de la abuela» comenta un viejo chacarero que tiene un equipo de mate y frente a él una manta con gran cantidad de herramientas de labranza del siglo pasado. Una vieja hoz, varias damajuanas con cestas de mimbre, taladro de mano y garrafas con anafes conforman las ofertas.
La presencia de ropa que proveen las petroleras es una constante. Mamelucos en perfecto estado, botines con punta de acero y zapatillas de trabajo se pueden ver en varios puestos.
Los puestos están ubicado en tres hileras de 100 metros que se van conformando pasado el mediodía del domingo.
Los adolescentes también están presentes con sus ofertas de ropa. Con auriculares conectadas a un teléfono, varios jóvenes, sentados en el piso, con las piernas cruzadas y una manta con ropa por delante, esperan pacientemente que alguien les haga una oferta por sus productos.
Otro rubro presente son las herramientas de todo tipo y los repuestos. Una llave que en la ferretería cuesta 350 pesos se puede obtener por 100 en la feria.
La ropa nueva y usada es lo que concentra la mayor cantidad de oferta a lo que se suma la venta de comida, frutas, plantas y especies sueltas. Los y las vecinas que van a comprar, mate en mano, recorren pacientemente las tres galerías y al finalizar el recorrido, es posible que se vallan cargados de un combo que incluye comestibles, herramientas y ropa.