En esta edición de «Irreverentas. Palabras sin corset», la conversación giró en torno a la angustia como síntoma colectivo en tiempos de crisis. Se cuestionó la idea de que cada quien es responsable de su destino y se señaló al sistema económico como generador de sufrimiento.

Frente al aislamiento y la vergüenza, se propone socializar la tristeza, reconstruir redes y reconocer que el 70% de las familias están endeudadas para sobrevivir, no por exceso.
Ferias, guisos, abrazos: resistencias cotidianas que desafían el mandato del sálvese quien pueda. Porque, como se recuerda, nadie se salva solo. Y acompañarnos también es una forma de lucha.
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