En un uevo micro, Claudia Ramirez planteó la construcción de “buenas” y “malas” víctimas. Mientras a las mujeres asesinadas se las examina en su estilo de vida para justificar el crimen, a las sobrevivientes se les exige ser “víctimas eternas” para que su dolor sea validado.
El reciente triple femicidio abrió un debate urgente en el movimiento feminista: cómo se manipula el lenguaje para deslegitimar la lucha y justificar la violencia patriarcal. Otro eje de debate es la defensa del concepto de femicidio frente a sectores que intentan reducirlo a “conflictos personales”. Dillon recordó que, desde lo jurídico, estos crímenes encuadran en la figura legal, aunque la justicia opere bajo presiones.
El movimiento feminista respondió con acción política inmediata, marchas masivas y la defensa de sus propios conceptos. “Nuestros cuerpos son políticos, y nuestras muertes son políticas”, subrayó.