El histórico canal infantil Paka Paka, reconocido por su enfoque educativo y federal, enfrenta una transformación significativa bajo la nueva gestión del gobierno nacional. Las recientes modificaciones en su programación, han generado debates sobre el contenido destinado a las infancias y el uso de medios estatales con fines ideológicos.
Una trayectoria marcada por la diversidad y la pedagogía
Miguel Rur, ex productor general del canal, expresó su preocupación por el nuevo enfoque de contenidos. Tras 18 años en Paka Paka, destacó el carácter federal, educativo y pluralista que marcó su historia.
Subrayó la participación de productoras locales y latinoamericanas, la utilización de los materiales en escuelas y la apuesta por una narrativa inclusiva, atravesada por derechos humanos, ESI y memoria histórica.
Según Rur, la actual gestión rompió con esa lógica, optando por producciones extranjeras con mensajes ideológicos unilaterales. Advirtió sobre el ingreso de series con discursos antiestatales y una marcada carga doctrinaria, elaboradas fuera del país, y señaló la pérdida de espacios de creación nacional, así como el congelamiento de sueldos y la reducción del personal técnico.
Mencionó, por ejemplo, una serie animada de origen estadounidense, creada por un autor mormón y libertario, que promueve ideas anticomunistas y pro-liberales, incluso sugiriendo a los niños aprender a manejar bitcoins en lugar de asistir a la escuela.
También cuestionó la incorporación de un perfil comercial al canal, que históricamente se sostuvo sin publicidad.
El contenido como vehículo ideológico
Desde otra mirada, el politólogo Fernando Lanza analizó los nuevos contenidos como parte de un proceso de disputa cultural impulsado por el gobierno nacional. Señaló que la incorporación de mensajes políticos en programas infantiles no es nueva, pero advirtió sobre la particularidad de trasladar debates académicos complejos al formato de dibujos animados.
Lanza recordó estudios clásicos que exploran cómo la cultura popular puede ser utilizada como herramienta de propaganda, y destacó la importancia de ser críticos frente a estos contenidos.
Para Lanza, estas estrategias no son novedosas, pero sí problemáticas cuando se utilizan los medios públicos para imponer una visión única. Vinculó estos cambios a una lógica de polarización y al uso del aparato estatal como plataforma de intervención ideológica.
También advirtió sobre la pérdida de espacios democráticos de discusión y construcción colectiva, y remarcó la necesidad de analizar estos procesos en el marco de una transformación cultural más amplia.