Clases presenciales en las escuelas rurales: «sin protocolo» y «sin garantías»

Entrevista a Natalia Roncallo secretaria de primaria de UNTER acerca del comienzo de las clases presenciales en escuelas rurales.

Roncallo se refierió a las escuelas que estan habilitadas para comenzar el ciclo común de clases y cuales no, y las razones. Mencionó la problemática de las escuelas hogares en zonas rurales, las cuales carecen de un protocolo que garantice la reducción del contacto estrecho entre personas debido a sus características.

A fines de febrero se llevó a cabo de manera virtual, el Encuentro Provincial de Escuelas Hogares y Residencias de Primaria y Secundaria, con equipos directivos y auxiliares docentes, organizado por UnTER Central, donde se analizó la situación que vienen atravesando por la falta de claridad en el inicio de las actividades presenciales. Desde UNTER  manifestaron la necesidad de:
• URGENTE PROTOCOLO y PLAN JURIDICCIONAL específico acorde al contexto que estamos atravesando.
• Garantías de Comedor, refrigerio.
• Condiciones de Higiene y Salubridad (elementos de limpieza)
• PSA suficiente.
• Mejoraras en la conectividad.
• Condiciones Habitabilidad y salubridad, edificios en condiciones.
• Garantías de trasporte para todxs.
• Material Pedagógico didáctico.
• Sin condiciones edilicias, protocolo, comedor y transporte, no se garantiza la continuidad pedagógica para estudiantes de las escuelas hogares y residencias.

Desde la organización denuncian, faltas de garantías de protocolo específico, comedor y transporte para las Residencias y Escuelas Hogares de Nivel Primario y Secundario no se puede garantizar la continuidad pedagógica de les estudiantes que se encuentran a varios kilómetros de distancia de las instituciones. Así mismo, exigen al Ministerio de Educación y Derechos Humanos garantizar el derecho social a la educación para todxs los estudiantes de la provincia.



Por otro lado, Roncallo se refirió a cómo se dieron las clases a distancia durante el aislamiento social obligatorio en el curso del 2020. Además, hizo referencia a la falta de comedores escolares y a al deficiente funcionamiento de la tarjeta «Nutre» en parajes tan alejados con las restricciones de transporte y movilidad.

 



 

Una respuesta a “Clases presenciales en las escuelas rurales: «sin protocolo» y «sin garantías»”

  1. Semblanza de una escuela rural que ya no podrá atender a la diversidad
    En mi escuela se atiende a la diversidad. Diversidad de producciones, de credos, de gustos, de lugares de nacimiento, de realidades sociales, de características de aprendizaje, de modos de enseñanza. Todo es posible en la Escuela Agrotécnica Salesiana (EAS) de Del Valle, Provincia de Buenos Aires.
    Esta escuela cuenta con producción de cereales, carne, leche, cerdos, ovinos, aves, miel, frutas, verduras, energías alternativas, además de una industria láctea y de chacinados. Todo esto dentro de un proyecto agroecológico donde, por ejemplo, los residuos ganaderos e industriales, son transformados en biogás y biofertilizante.
    Aquí concurren jóvenes de toda la provincia, desde lugares muy lejanos se acercan buscando una experiencia compartida, una vida entre jóvenes que disfrutan de una educación diversa en todos los sentidos. En la EAS nadie te pregunta qué te gusta, de qué religión sos, o si sabés leer y escribir. Simplemente, te dejan ser y, sobre todo, te permiten aprender y enseñar.
    En nuestra escuela no se toma examen de ingreso, soy docente desde hace muchos años, y siempre me sorprendió ver en el aula de primer año del secundario, carteles con las letras del abecedario, como las que se pueden ver en un aula de escuela primaria, porque muchos de los chicos que entran a la escuela tienen serias dificultades para leer y escribir. Y en esta escuela aprenden, no sólo a leer y escribir, aprenden a trabajar, a relacionarse con sus pares y con los adultos de una manera respetuosa. Y no digamos que el bullying no existe, porque eso sería tapara el sol con las manos, siempre ha existido y existirá, pero cada vez que aparece, se trabaja mancomunadamente desde las residencias, las secciones de trabajo y el aula para solucionar el problema y buscar las causas más profundas.
    Si bien esta escuela es una escuela pública de gestión privada, el cincuenta por ciento de nuestros alumnos se encuentran becados, y quienes abonan la cuota plena, no llegan a pagar todos los costos. La escuela produce para que el factor económico, no se una barrera para quienes quieran vivir su experiencia educativa en la EAS.
    Muchos alumnos no cuentan con herramientas tecnológicas y otros, no tienen posibilidades de conectividad en los lugares donde viven. Por diferentes cuestiones, durante la pandemia, muchos alumnos vivieron en la escuela ya que la residencia pertenece a la obra salesiana y no depende del ministerio de educación. Esto posibilitó a muchos chicos contar con el apoyo que necesitaban para su continuidad pedagógica.
    Durante el mes de febrero, la escuela comenzó una prueba piloto con un protocolo avalado por la inspección, que dio excelentes resultados. La felicidad de los chicos, los docentes y toda la comunidad educativa al volver a la escuela, fue inmensa. El reencuentro era necesario y la necesidad de presencialidad en la educación, indiscutible.
    Todo transcurría de un modo ameno y cuidado, cuando, repentinamente, bajó una inspección de DIPREGEP provincial que, sin posibilidad de diálogo, exigió a la escuela acatar el único protocolo para todas las escuelas de la provincia.
    Durante muchos años, el Ministerio de educación, con muy buen criterio, propició la atención a la diversidad, ¿qué les pasó ahora que ellos deben atender a la diversidad de escuelas? Si pregonaron durante tanto tiempo que cada chico era diferente y debía tener una trayectoria pedagógica particular, ¿por qué con las escuelas no puede haber un protocolo para cada escuela?
    Sin residencia ni comedor y con jornadas de cuatro horas, nuestra escuela queda sentenciada a la virtualidad y muchos de nuestros alumnos sentenciados a la no educación.
    Recordemos que la educación es un derecho constitucional y que muchos alumnos ven coartado ese derecho, ya sea, porque viven en zonas muy alejadas de los centros urbanos o porque eligieron una experiencia educativa diferente.
    Soy docente, amo mi trabajo, amo la escuela que me da libertad para enseñar a mi modo, amo la posibilidad de aprender todos los días con mis alumnos, hoy siento una gran tristeza de saber que quienes tanto pregonaban la atención a la diversidad, muestran una cara autoritaria o negligente. ¡No puede ser que después de un año de pandemia el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires no tenga un protocolo para escuelas rurales con internado!
    Sé que suene raro, pero quiero trabajar, quiero viajar los 65 kilómetros de tierra, a veces arena, a veces barro, que distancia a la ciudad de Bolívar, donde vivo, hasta esta escuela, enterrada en el medio del campo, para dar clases presenciales. Es mi deseo y es mi derecho.
    Med. Vet. María Florencia Celma
    Licenciada en Comunicación Social
    Docente de la Escuela Agrotécnica Salesiana “Carlos M. Casares”
    DNI 20028454

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