Entrevista: Chelo Candia, contador de historias

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Foto. Marcelo Miranda

@marcelomirandaf

El Chelo Candia paso toda su primaria y secundaria, en Allen haciendo las caratulas de sus compañeros “siempre era el que hacia el dibujo, el pibe que dibujaba”. Los dibujos quedaban plasmados en los márgenes de las hojas de matemática, o de teoría del circuito, ya que el Chelo iba a la escuela “industrial” como se la conocía antes a la escuela técnica.

En un principio pensaba ser ingeniero electrónico, no dibujante ni artista, por eso, lo  primero que hizo al terminar la secundaria fue anotarse en la Universidad de Buenos Aires mientras empezaba a editar una revista que se llamaba “el sistema”. Cuando regreso a Allen continuo con la revista donde entrevistaba a los políticos y les hacia caricaturas.

La idea era muy novedosa para el lugar pero los desubicados con la iniciativa del Chelo eran los retratados “el intendente de ese momento no sabia que hacer conmigo por que parecía que le tomaba el pelo al dibujarlo, pero yo me divertía mucho”.

 

el sistema

Las revistas podían venderse s por lo que el Chelo pensó que podía hacer unos pesos, los que invertía en cervezas y las salidas del boliche. Ya entonces  abandonó su idea de ser ingeniero electrónico y empezó a buscar algo para estudiar. En un principio le recomendaban bellas artes pero él no quería esa orientación, en su reemplazo  se metió de lleno en la carrera de Comunicación Social que se dicta en General Roca.

En esos años comenzó con su “militancia gráfica” tomando temas sociales y políticos. Un mojón en la realización radiofónica de la carrera fue la historia de “El bar de la mesa 3”, un radioteatro que hizo como trabajo práctico para la materia comunicación radiofónica.

“El contar una historia” era en realidad el objetivo del Chelo,  lo que siempre soñó fue “hacer cine, contar una historia a través de las imágenes, por eso hago historietas, con bajos recursos”. Esa primera ficción fue realizada con casete y dirigiendo a sus propios compañeros de cursada.

 

 

Todo lo que escribe el Chelo termina en un guion de historieta, hasta el bar de la mesa 3 esta siendo adaptada de radio a historieta y publicada en la revista “Maten al mensajero”. Actualmente vive de su trabajo como muralista, historietista, hace dibujos para libros, manuales,  publicidades y da talleres “por que si quiero vivir de esto tengo que hacer de todo”.

De la tinta china y el lápiz pasa al Photoshop y la tableta, va de un lado a otro, incluso en su escritorio “ el teclado esta todo manchado por que deje de hacer un dibujo y agarre la computadora”.

Griten-chelocandia

La tecnología de la web le permitió a Chelo hacerse conocer en el país y en todo el mundo. “A mi me encanta el Valle, me encanta la Patagonia y decidí hacerlo desde acá. Decidí hacer varias cosas, empezar a trabajar con un mercado bien local, vos me golpeas la puerta y me decís Chelo me haces una caricatura, que le quiero regalar a tal,- le digo- bueno dale”.

Primero fue un blog POW y tiempo después, Facebook. Los trabajos fueron expuestos en Chile, Perú y Alemania sin que fuera necesario que estuviera en Capital Federal. La historieta “griten”, dedicada a Julio López, fue el primer paso para que fuera reconocido a nivel nacional. Después vendrían los trabajos relacionados con Carlos Fuentealba y o la aparición de nietos de desaparecidos.

Chelo publicó su primer libro de historietas “rigor mortis”, después vendría “el bondi” un policial. A principios del año que viene se publicará una compilación de 20 años de trabajo del Chelo Candia, que se llamará “Pow”, una onomatopeya del golpe sobre el bombo, un sonido de protesta. Una actividad que realiza actualmente es el “dibujo en vivo” junto al grupo musical “La magdalena de Pez” una banda de música infantil,  propuesta para los chic@s.

“La idea es novarme a mi mismo para sumar” afirma por eso también seguirá con su tarea de pintar murales. Los murales más conocidos son el de Atahualpa Vinaya Martìnez, joven asesinado en Viedma,  Daniel Solano, trabajador rural desaparecido en Choele Choele o el de Carlos Funtealba en la entrada de San Martín de los Andes. Siempre fiel a su estilo el Chelo resume “donde me invitan, voy”.

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