Durante la mañana de hoy declararon dos testigos en el marco del juicio La escuelita II

El primer testigo fue el abogado Fernando Chironi, hermano de Eduardo “Bachi”, quien fuera detenido clandestinamente y torturado durante la última dictadura cívico militar. El hombre, que desde 1983 hasta el 2007 trazó una carrera política que comenzó como concejal en Viedma por la Democracia Cristiana y concluyó como diputado nacional por la UCR, expresó que la situación vivida con su hermano, el verlo “al límite de la vida”, lo llevó a involucrarse con espacios vinculados a los derechos humanos; fue así como decidió acercarse al Obispado de Viedma y a monseñor Hesayne, entre quienes contribuyeron a conformar la APDH de la capital rionegrina.

En marzo de 1983, participó de la comisión de derechos humanos creada por el gobierno, de la que también participaron referentes como Noemí Labrune , mediante la cual se realizó un informe que buscó determinar qué ciudadanos y ciudadanas rionegrinas habían sido víctimas del terrorismo de estado y cuál había sido el papel de las fuerzas armadas en esta provincia. Dentro de ese informe, concretado en el ´84, existe un capítulo destinado a la policía de Río Negro en el que se desestima su papel. “La comisión concluyó que prácticamente la policía había sido desplazada de su capacidad autónoma por las fuerzas armadas”, dijo el testigo.

Fernando Chironi definió al imputado Antonio Camarelli, comisario general retirado de la policía de Rio Negro que ocupó la jefatura de la comisaría 24 de Cipolletti al momento de los hechos, como “un policía con una formación y una preparación superior” a lo que agregó que “era una persona con un profundo espíritu democrático y que nunca hizo abuso de su condición de autoridad”.  Consultado sobre el accionar de la policía durante la dictadura, el hombre contestó: “no teníamos en ese momento ningún tipo de denuncia”.

En el informe realizado por la comisión y redactado por el testigo, se expresa: “La Comisión de Derechos Humanos de Río Negro considera que merecen una sanción moral por parte de la comunidad democrática y solicita al Poder Ejecutivo Provincial que analice si los señores Camarelli, Vazquez y Quiñones han dado debido cumplimiento al artículo quinto del decreto 375/84”. Sin embargo, Chironi no dudó en recomendar al gobernador Álvarez Guerrero que designara como jefe de policía a Camarelli. Asimismo, el hombre dijo que supo “por los medios que había denuncias de torturas en la comisaría cuarta” y agregó que también leyó “análisis críticos de esas denuncias”. Además, afirmó que no veía a la comisaría de Cipolletti como un centro clandestino de detención tampoco en la actualidad.

Luego de un breve cuarto intermedio, declaró el abogado penalista Oscar Pandolfi, quien al igual que el testigo anterior tenía un vínculo con el gobernador rionegrino Álvarez Guerrero y le recomendó que nombrara jefe de la policía a Camarelli. “Fue público y notorio en Cipolletti que la comisaría estaba intervenida, entre comillas, por el ejército”, comenzó diciendo. “Uno no podía ni caminar por la vereda de la comisaría cuarta de Cipolletti, había que cruzarse de vereda”. Sobre el ex comisario, el hombre dijo que “era uno de los pocos policías que tenía título en criminalística expedido por la UBA” y expresó: “tuve una fluida relación profesional con él, pude constatar que era un policía excelente”.

A pedido de una de las partes, se le exhibió al testigo una resolución en la que, según detalló la querella de la APDH posteriormente, “se le da los poderes de los jefes militares de la subzona 52” al imputado Camarelli. Ante esto, el hombre expresó: “parece una resolución de jefe de policías, porque se alude a subzonas que en la ley orgánica que regía en esos tiempos ni existía”. Empero, esta resolución no fue estimada al momento de investigar al hombre para recomendarlo ante el gobernador.

Consultado el segundo testigo sobre su opinión actual sobre Camarelli, respondió: “no tengo elementos de juicio concretos para variar la opinión que tenía cuando lo recomendé como jefe de policía”.

Oscar Pandolfi fue desde 1974 parte del directorio de la empresa Kleppe, donde trabajaba una de las víctimas cuyo caso se aborda en esta etapa de los juicios por delitos de lesa humanidad en la región, Ricardo Novero. Sobre él, Pandolfi cuenta que era delegado gremial “combativo, pero mantuvo siempre una buena relación con la firma”. También dijo no recordar que le comentara sobre una detención en la comisaría de Cipolletti ni ausencias consecutivas a su puesto de trabajo.

Fuente: www.8300.com.ar